Nuestra Historia

El Fondo de Aprendizaje de Origen comienza en La Guajira, Colombia

Comprender la historia de personas o comunidades a las que somos ajenos no es una tarea fácil. La capacidad de ponerse en la situación que viven los grupos sociales vulnerables requiere ensuciarse las manos e ir al lugar donde viven. Sin embargo, y quizás por suerte, nuestra historia comienza con las manos embarradas y con una comunidad a la que servimos.

La inspiración puede venir de cualquier parte.

Tania Rosas, nuestra fundadora y líder, creció en un entorno social en el que es común ver que los niños van cada vez menos a la escuela y tienen problemas mucho más críticos que resolver sus tareas. Nos referimos al entorno social de La Guajira, una región del norte de Colombia donde la precariedad es palpable en todos los ámbitos de la vida.

Tania no fue ajena a la lucha. Es nieta de una mujer que quería ayudar a cambiar su comunidad. La abuela de Tania vio la falta de recursos y convirtió su casa en una escuela. Este incidente fue el primer acercamiento de Tania al poder transformador de la educación, de primera mano. Vio el esfuerzo conjunto de su abuela por enseñar y contribuir así a mejorar la vida de los niños que acudían a ella.

El Fondo de Aprendizaje de Origen nació de un estudiante.

Después de un tiempo, la tecnología dio a Tania Rosas las herramientas para llegar más lejos en las comunidades. Tania logró consolidar una organización dispuesta a cortar el círculo vicioso entre la deserción escolar y la pobreza.

Contando con hombres y mujeres competentes y apasionados con la convicción de dar todo lo que tienen para llevar el conocimiento a los lugares menos visibles, y a su vez, más vulnerables.

En 2015 Tania creó la Fundación El Origen como una propuesta de tesis de grado, una ONG con el único fin de ayudar. Por supuesto, aún quedaba mucho camino por recorrer para encontrar la manera de que personas ajenas a esta historia se sintieran parte de ella, pero la innovación nos permitió unir a comunidades que nunca antes se hubiera pensado que podrían estar juntas.

El Fondo de Aprendizaje de Origen continúa sus esfuerzos.

Gracias a la creación de alianzas estratégicas y al desarrollo de la aplicación O-Lab, ha sido posible que nuestra historia llegue a los lugares de donde provienen las acciones transformadoras. Prueba de ello es que miles de niños y jóvenes han aprendido a leer y escribir con nuestra aplicación, o la historia de éxito de una joven a la que proporcionamos redes de apoyo y pudo vender sus productos en Estados Unidos.

Nuestra historia continúa y, a medida que pasa el tiempo, podemos enlazar las historias de otros y cómo pueden alcanzar sus sueños. Cada vez podemos ver el impacto de llevar el conocimiento a los lugares menos visibles, y de alguna manera, estamos viviendo bajo nuestro principio rector, el acceso a la educación para todos.

Nuestra historia es una mezcla de historias. Desde los relatos de nuestros colaboradores hasta las personas a las que hemos ayudado, desde nuestros compañeros de equipo, Tania, su abuela, hasta los que hacen el mundo un poco más justo. 

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